18 de julio de 2012

Estoy indispuesta y tengo ganas de quejarme de la nueva interfaz de blogga, porque es una caca, lisa y llanamente.
Pienso elevar mis quejas hacia la persona competente, un tal, Zuckerberg. Ah, no? Bueno.
Quién es el dueño de esto? El que cantaba en Los Backstreet Boys? El pelado ese que estaba con la Britni... Bueno, tampoco.

En fin, veo que en hora y media lo único que llegue a tipear fueron dos de las cientoveintetrespelotudeces que quiero compartir con el mundo todo (o al menos, el que tenga un ordenador. Y no, un ordenador, no es una especie de mucamo que ordena tus cosas, duh)

Es que, de chico hubo que elegir, entre ser un exitoso empresario o un famoso redactor de notas de mierda. Elegí ser spiderman en el trencito de la alegría, ganaba chirolas, pero era el ídolo de los pibes.
Lástima que de tanta pirueta loca, un día me caí del techo y terminé estampao' de bruces contra el asfalto. En fin, eso es otra historia.

Bueno, a lo que iba... el ambiente laboral no es propicio para boludear. Lo dije antes y lo repito ahora, porque me gusta repetir las cosas me gusta repetir.
Sobre todo por la muchacha de mi lado. Que haciendo como que no quiere la cosa (pero sí, la quiere) pispea. Se que tiene ganas de delatarme frente al Señor Jefe, pero bueno, también se que en horariod e almuerzo, se pone a ver páginas suecas de contenido moral dudoso.

Loco, que interfaz de mierda.

Decir 'interfaz' te hace sentir pulenta, cuando sos un cavernario like-me.

Siguiendo con la linea argumental de escasa congruencia predecesora tríptica, ayer a la noche se cortó la luz en varias cuadras a la redonda. Hoy a la matina seguía igual y sumado a que amanece a las 7.30, bajar las escaleras fue lo más emocionante que hice en años. Lo cual, pensándolo bien, es bastante triste.
Desde ese momento hasta que el dios Febo se animó a asomar por el horizonte, viví, brevemente, una aventura de estilo Alan Wake  o Amnesia, buscando porquerías para iluminar, llaves, papel higiénico y la tuca que dejé anoche y no sabía dónde catzo había quedado.

Tal como dije, fue una experiencia Alanbueiquense, sólo que bastante menos mortal, donde la única situación de riesgo fue intentar de esquivar a mi amada mascota, que me confundió con un gremlin o algo, y se lanzó al ataque. Ah, y bueno, también tratar de eludir sombras sospechosas en la calle, que debido a la escasa luminosidad brindada por nuestro amigo, el sol, y a la nula ayuda brindada por nuestro no tan amigo Edesur (O Edenor, no se, algún Ede), no sabía si eran perros, gatos o pungas agazapados que esperaban el paso de algún incauto. No se, coso.

Y hasta aquí he llegao', porque nada. Bleh

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